La fuente que renace: Cupido y el cisne alzan vuelo



Patrimonio Cultural:  Ubicada en la Universidad de Costa Rica, la señora inglesa está siendo restaurada. Abraza muchas historias bajo su sombra.




Fuente Cupido y el cisne, ubicada en la Universidad de Costa Rica, plaza frente a la biblioteca Carlos Monge. Fotografía www.ticoartistico.com

Hace 145 años llegó al país una inglesa esbelta, sus proporciones invertidas la sacan de los miss-concursos de belleza. Lejos de los 90-60-90, con dos metros de alto y dos y medio de ancho en su “cintura” es única. Tiene su propia historia, a pesar de tener otras cinco hermanas gemelas se distanció de ellas hace muchos años. Cada una tuvo un destino distinto, si se escucha con cuidado, cuenta que le gustaría visitar a la mayor en Sri Lanka, y a la menor en Australia.

Como hija de una familia reconocida, su futuro se decidió, quizás, antes de nacer. Una persona, en otro continente determinó su dirección. Ángel Miguel Velásquez, ingeniero mexicano que dirigía la construcción de la primera cañería de Costa Rica en 1868 viajó a Inglaterra buscando algo, pero no sabía qué.

Su objetivo era encontrar un objeto monumental, una fuente posiblemente, que conmemorara la tan esperada cañería. Posiblemente tenía varias características en mente, la cañería fue hecha en hierro colado, importado a Costa Rica desde Bélgica, tal vez buscaba algo sobre esa línea.

La compañía Coalbrookdale de Inglaterra le tenía lista la solución, a punto de alcanzar la mayoría de edad la fuente de Cupido y el Cisne cumplía con los requerimientos. En una exposición de 1851 se había exhibido la fuente original, que se conserva en el Ironbridge Gorge Museum, en Shropshire, Inglaterra. La señorita cumplía los requerimientos que pudo haber tenido Velásquez, llegó a nuestro país para la inauguración de la cañería, el 22 de noviembre de 1868.

Desde donde se la mire hay detalles que notar, es una pieza de dos metros de alto, conformada por una pileta amplia, una pieza central rodeada de hojas de nenúfar, un plato de dos metros y medio de ancho sobre el que se apoya un cisne a punto de alzar vuelo con un Cupido sujeto a su cuello.

Tras 162 años, la fuente Boy & Swan (Niño y cisne) se ubica en el Museo Cookbrokdale de hierro, en Shropshire, Inglaterra. Su color bronceado contrasta con el negro de nuestra fuente.


Con casi 18 años fue complementada con una pila del mismo material: hierro colado. De las cinco hermanas, sólo ella la tiene en hierro. Alta y curvilínea recibió a las mujeres y niños que recogieron agua de su pila. En la Plaza Central de la Villa Boca del Monte la nueva cañería abastecería a toda su población, y continuaría bella hasta que se decidió darle mantenimiento a la plaza.

Con una sensación de estorbo, fue trasladada al antiguo recinto de la Universidad de Costa Rica en barrio González Lahmann en el año 1944. Lentamente, fue desgastándose más y más. La Universidad la llevó consigo cuando cambió de sede, la fuente acabó en el patio de la Facultad de Agroalimentarias. Su color negro fue deshaciéndose, nadie la cuidaba, las lágrimas que dejaba salir la oxidaban poco a poco.

Tras casi cuatro décadas, en 1987 bajo el gobierno de Oscar Arias, fue declarada patrimonio cultural por ser símbolo de la primera cañería de San José, símbolo de la preocupación de las autoridades por brindar el servicio de agua potable a la población.

Cuatro años después se le regaló una visita al spa, el escultor Max Ulloa la restauró con el apoyo del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios – ICOMOS. Tras lo cual ya estaba presentable para la inauguración de la plaza frente a la Biblioteca Carlos Monge. Sus curvas son, desde entonces, el principal atributo de la plaza.

Casi 30 años después se la recordó de nuevo, la ingeniera Lucía Riba puso sus ojos en ella, y comenzó a gestionar su restauración. Una sola llamada, la fuente ya tenía madrina. Ana Moraleda llegaría para chinearla un tiempo y dejarla bella para todos.


Fuente conmemorativa de la cañería de San José

Cuando la Villa Boca del Monte necesitó agua, hubo que dársela. Las acequias y pozos ya no daban abasto. Los patos en los estanques, la ropa para lavar, las vacas y caballos en los potreros. El agua era cada vez menos potable y más escasa.

El antiguo San José debía encontrar el dinero, el constructor y los materiales. La villa necesitaba agua.

Así se inauguró el 22 de noviembre de 1868 la primera cañería subterránea del país. El presidente José María Castro Madriz obtuvo el reconocimiento. En los documentos de la época se informaría de la compra de una “pila” para conmemorar la cañería, esta fue ubicada en la Plaza Central (actualmente, Parque Central).

Los ingenieros alemanes Francisco Kurtze y Guillermo Nanne fueron consultados como criterio técnico. La valoración se redujo a barro o hierro. El barro implicaría mantenimiento tedioso, sobre todo por un país sísmico y el material frágil. Decidido, sería de hierro fundido. Esxlusivo de la Compagnie Gènérale des Conduites d’Eau, ubicada en Lieya, Bélgica.

Ésta línea férrea se mantuvo con la fuente: una pieza ejemplar en hierro colado. Color negro azabache, recién salida de la Coalbrookdale Co. La fuente de Cupido y el cisne es símbolo de la cañería de San José.

Proyecto de muchos

La fuente se sentía abandonada, se escondía de cansancio. Su piel rasgada por tantos años, su cuerpo desgastado por los embates del clima costarricense. La palabra de Lucía Riba llamó a Ana Moraleda y se unieron esfuerzos.

La Vicerrectoría de Acción Social aportó los 24 millones de colones para su restauración. Así como la Oficina de Divulgación aportó su voz para darla a conocer. La Vicerrectoría de Administración lanzó su granito de arena en un mejoramiento de la plaza que la rodea.

La Oficina de Servicios Generales encabeza el batallón de rescate. El arquitecto Javier Campos y la ingeniera Sylvia Villalobos dirigen el grupo de apoyo. Se escudan en lo interdisciplinario para curar a nuestra señora enferma. Quieren darle valor, adaptarla a los tiempos en que sigue viviendo. El 2014 iniciará con la fuente revivida, afirmó Javier Campos.




Javier Campos, arquitecto que coordina el proyecto de restauración de la fuente Cupido y el cisne. Él también se va enamorando de ella, su computadora luce el detalle de Cupido desde atrás.

Fuente que cuenta historias


Toda imagen nace con una historia, un relato de hace muchos años que se fue transmitiendo. Muchos se convirtieron en mitos, hoy recreamos la mayoría de ellos sin darnos cuenta.

Cupido y el cisne son resultado de varias historias, lo cual no puede comprobarse de manera directa pues todas las narraciones cambian, se cruzan y se reinventan.

En la Grecia antigua, durante el periodo helénico, un niño demostraba su entrada a la madurez cuando atrapaba un ganso (o pato, los griegos no los distinguen entre sí). Sin embargo nuestra fuente no tiene un niño, sino un Cupido. Las pequeñas alas en su espalda lo confirman. Y Cupido no parece estrangular al ganso, que en verdad es un cisne.




Detalle de las alas del putto (niño, en italiano), así se afirma que es una representación de Cupido, dios de la mitología romana que concuerda con Eros, en la mitología griega.


Por lo que se cruza con el mito latino de Cupido y Psique. Una historia de amor entre una muchacha mortal, Psique, de quien se enamora el dios. Se casa con ella pero no le permite mirarlo. Cuando ella no soporta la incertidumbre, creyendo que es una treta y se ha casado con un hombre desdichado y feo, lo mira durante la noche. El alado vuela lejos de ella, mientras Psique lo busca por el mundo, se encuentra con su suegra Venus, quien la pone a prueba. Tras superar retos inimaginables, los dioses del Olimpo se compadecen y la hacen beber ambrosía para divinizarla. Finalmente se casa con Cupido.


A Psique se la representa como una mujer con alas de mariposa, aunque en algunas obras se la ilustra como cisne. El putto (niño, en italiano) alado simboliza el amor inmaduro, que necesita a la Pasión para crecer. El cisne podría ser ese símbolo de despegue, de búsqueda de amor maduro. Cupido crecerá.

La madre sustituta
Hace 21 años llegó al país, desde España, quien es la principal compañera de nuestra fuente. No será ya Venus ni Afrodita la madre de Cupido, sino Ana Moraleda.

La muerte de su madre, Ana Morales, la marcó tanto que necesitó un corte. Nuestro país se lo dio como un abrazo, el cafecito y las tortillas la acogieron lentamente. Estudiada en España y Londres, es restauradora profesional. Su primer enamoramiento fue de Juan Santamaría, un bronce-ado alajuelense. Para ella es mágico.





Una llamada de Lucía Riba la convocó a restaurar la fuente Cupido y el cisne. Ana Moraleda es restauradora profesional y se ha dedicado a trabajar con fuentes desde hace más de 15 años. 


Ana Moraleda no ha perdido su acento español, su voz carga una pasión en cada palabra. Junto a ella se puede sentir la magia, el arte. Ella no puede soltar las fuentes, olvidarlas es imposible. Se comprometió a aportar algo a la historia de todos, de los que ya están, los que estaban y los que vienen.

Una llamada rápida que recibió en Heredia, al lado de la fuente del Parque Central, le cambió la dirección. La Universidad de Costa Rica la buscaba, otra niña necesitaba su ayuda. Así comenzó éste viaje astral, el acabará en menos de dos meses. Pero ella admira cada instante, los detalles de las plumas del cisne replican las arrugas de sus ojos cuando sonríe a Cupido.

El pretendiente


Un día de navidad, nació el pretendiente más apasionado de nuestra fuente. Su graduación universitaria fue en el mismo año en que la señorita fue declarada patrimonio. Sus caminos se cruzarían poco después, para no volver a separarse.

Sergio Orozco es un cartaginés que por su interés genealógico empezó a cruzar datos. Como novio que quiere conocer a la novia, buscaba información acerca de sus antepasados, cuando descubrió otras muy parecidas.

Tras un mes de espera sus hallazgos se confirmaron, la fuente era de buena familia: hija de la compañía Coalbrookdale. Su unión implicaría relacionarse con los grandes, mas para el país sólo era un niño ahorcando un pato en la universidad. Su indignación fue creciendo, su hermosura era inglesa, ¡no belga! como decían en el Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes.






Sergio Orozco es el enamorado de la fuente. Años y años de investigar sobre ella y aún se emociona cuando lo llaman para consultarle algo sobre ella. Acá con su hija pequeña.

Pionero completo, su paciencia le ayudó a juntar pieza por pieza. Quiso conocer más a sus primas, las fuentes de Cartago y Alajuela. Todas unidas por una misión: conmemorar las cañerías de éstas ciudades. Es el principal investigador de Cupido y el cisne. Sus hallazgos se pueden estudiar en su blog La fuente de los delfines.

Él está perdidamente enamorado, su fuente es un ejemplo de supervivencia. Saber de ella es su forma de vida, no pasa hora que no quiera conocerla más.

Los amigos del cisne


Desde hace casi dos meses Henry Largaespada y Antonio Mairena acompañan a su “zopilote”. La confianza y el cariño se siente, hablan con él como si fuera uno de ellos. Ya le cambiaron la especie, pero sólo por cariño. No importa que sea 120 años mayor que ellos. 

Fuente de trabajo


Para Henry la fuente no sólo le da el sustento, sino que le enseña a valorar y a conocer más lo que tenemos.

Es nicaragüense y, aunque no se lo esperaba, ya le tiene cariño al trabajo. Comenzó encargándose de las soldaduras que la apretaban, la pulió para dejarla bella, la ha armado y desarmado.

Desde el inicio enfrentó uno de los retos más fuertes del trabajo: la hojas de nenúfar estaban soldadas y había que separarlas. Moraleda le aplaude su habilidad, logró retirar las piezas sin dañarlas ni un poquito.

Fuente de aprendizaje


Para Antonio es una escuela. Es licenciado en arquitectura de la Universidad Cristiana Autónoma de Nicaragua. A sus 26 años quiere dedicarse a la enseñanza y el arte.

Su mandato: para hacer bien un trabajo, tienes que apreciar lo que haces. Él lo ama. Quizás no se imaginó que el año en que nació se declararía patrimonio la fuente de su zopilote. Su tercera escuela de vida.

Él vive y siente el arte, de la fuente admira especialmente las alas del cisne, que con sus detalles le permiten admirar el trabajo de un obrero, de un artista.

La fuente tiene muchos amigos, también tiene muchos desconocidos. Su proyecto de renovación y adaptación de uso incluye nueva iluminación, con esto se podrá vestir de distintos colores, podrá verse elegante en todas las celebraciones. Ganará muchos admiradores.

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